Lo que se aprende con emoción no se olvida, se recupera y se aplica en contextos análogos o diferentes. Este neurotransmisor inicia nuestra ruta del aprendizaje. La red atencional transita hacia la atención ejecutiva y sostenida; lo que permite que la curiosidad epistémica aparezca como aliada del docente. La adhesión y la ejercitación siguen siendo fundamentales, pero a diferencia de preescolar, ahora se tornan más significativas: lo que ejercité y recuerdo me sirve para algo más.

En primaria, el docente es el protagonista del asombro. Con una pizca de histrionismo, causa desconciertos y prepara el terreno para historias y personajes únicos. Fruto de una producción original, de carácter irrepetible, los docentes disponen de objetos asombrosos que fungen como llave para abrir el cerrojo del cerebro, con los cuales roban la atención de los alumnos y los incitan a reconocer qué más se quiere, ¡no!… se necesita saber, porque la curiosidad epistémica que encienden los objetos asombrosos debe ser satisfecha.